
Estos días han sido inolvidables para nuestra congregación en Concepción, el día 27 de Febrero a las 3:34 AM sufrimos un terremoto 8.8 grados Richter, han sido días de muchas emociones, pero estamos bien.
La madrugada del terremoto cada uno de nosotros estaba en su casa, y en los días siguientes nos fuimos juntando en una de las casas que tenía agua potable y la posibilidad de alojar más personas.
Algunos pasaron momentos muy angustiantes, y sin duda, todos tuvimos miedo y estuvimos atentos a las réplicas que no nos daban tregua, lo bueno es que tenemos refugio para nuestra alma y todos nos vimos en la necesidad de descansar en Dios que tiene el poder para calmar el viento y las olas y detener el movimiento de la tierra.
Los cortes de luz y la consiguiente oscuridad de las calles en la noche, las noticias de saqueos y los incesantes temblores, más la interrupción de la comunicación vía telefónica generaron un ambiente muy tenso en la ciudad y las noticias causaron mucha preocupación a nuestros familiares y amigos.
Lo bueno de todo esto es que vimos mucho el amor de nuestros hermanos, vimos el cuidado de la iglesia de Santiago que nos envío emisarios con agua y víveres, también crecimos mucho en la unión del grupo y además se generaron instancias para compartir nuestra fe, alabar a Dios con los vecinos y hacer amistad con ellos. Les pedimos sus oraciones para que todo esto de mucho fruto.
En Concepción y alrededores hay mucha necesidad espiritual, hubo un terremoto que devastó casas, edificios y caminos, pero también hay una devastación espiritual, se necesitan constructores, queremos construir sobre la roca, queremos edificar una gran iglesia antisísmica que sea para la gloria de Jesucristo.
